Antígona, de Jean Annouilh, en La Riereta Teatre

lunes, 28 de marzo de 2011

27-03-2011, función 5: dejad que los niños se acerquen a mí

Conmemoración del Día Mundial del Teatro. Y, curiosamente, los niños son protagonistas.

¿Pueden chavales de 11, 9 y 7 años asistir a un drama trágico de 2 horas y media y seguir el espectáculo sin pestañear? Bueno, ayer alguno pestañeó, pero hay que reconocer que aguantaron como jabatos. El hecho de que el padre estuviera en escena ayudó al empeño, seguro. Pero más allá del esfuerzo físico y psíquico de los pequeños, lo que es fundamental es ayudarles a comprender las claves del qué, del porqué y del cómo se hace lo que se hace.

El qué: comenzar explicándoles la trama de Antígona como un cúmulo de pequeñas historias, que se entrecruzan entre sí, que dependen las unas de las otras, y que describen un entorno concreto -Tebas post Edipo-, pero que podrían ser perfectamente aplicables al nuestro.

El porqué: esos argumentos acaban desembocando en la inevitable pregunta de los niños: ¿y tú que habrías hecho en su lugar si fueras... [y aquí escoger el personaje que se prefiera]? Y contestarles que tampoco tienes respuesta. En definitiva, no es más que trasladar al día a día de los peques las preocupaciones que viven todos los personajes de la tragedia. Y demostrar que el teatro sirve para eso, funciona como espejo de la realidad, un instrumento que nos ayuda a pensar por qué actuamos de una manera [y no de otra] en nuestra vida real.

El cómo: y, por último, acompañarles hasta el escenario, hasta bambalinas, hasta camerinos, y ayudarles a descubrir los entresijos de esa historia en la que ellos "arden por desempeñar un papel". Presentarles a los actores, pedirles que den su opinión sobre lo que han visto, explicarles para qué sirve todo aquello que ven... invitarles a galletas Príncipe. Todo es válido para que, en una época -la suya- en la que el mundo es visto a través de una pantalla, crezcan pensando que el teatro está vivo y les puede ofrecer otro tipo de satisfacciones.

Y, lo más emocionante de todo, es que otros pequeños están en camino para seguir aumentando la plantilla de interesados por el teatro [¡besos, Carlos!].

1 comentario:

  1. Normalmente, al leer estos devaneos postfunción me entran ganas de intentar hacer alguna aportación jocoso-festiva y más o menos ingeniosa. Hoy sólo puedo decir que tengo la piel de gallina. ¡¡¡ssshhhhhh!!!!

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