Antígona, de Jean Annouilh, en La Riereta Teatre

sábado, 26 de marzo de 2011

25-03-2011, función 3: la energía fluye

Una de las consecuencias positivas [sin pretender ser macabro] del reciente incidente de Fukushima es que todos nos hemos puesto al día de la terminología habitual en energía nuclear. La fusión es el proceso por el que varios núcleos se unen para formar uno más pesado, consiguiendo generar energía. En cambio, la fisión se da cuando un núcleo se divide en núcleos más pequeños, provocando a su vez energía.

Me venían a la mente estos dos conceptos mientras intentaba reflexionar sobre los interrogantes que me provocó la 3a función. ¿Qué es lo que hace que actrices y actores diferentes consigan conectar entre sí, pese a repetir cada día las [casi] mismas palabras y los [casi] mismos gestos? ¿Cómo se consigue esa fusión de egos, esa voluntad de grupo, esa interacción de errores, de aciertos, de juegos, de defensas, y convertirlo en un todo indivisible? Suele ser inexplicable, aunque -como diría Creón- "Ya verás, se convertirá en una cosita dura y simple que uno roe sentado al sol."

Pero más inexplicable aún es entender el mecanismo por el que la energía liberada por esa fusión de sensaciones y emociones, que se da más allá del telón, traspasa la 4a pared y fluye libremente por el patio de butacas hasta conseguir un magma incandescente, único e irrepetible. Quizás porque el proceso de fusión es aún mayor entre el público. Individuos, parejas, tríos, grupos... soledades, complicidades... quedan a merced de una energía común que permite conducir la nave por mares ignotos, pero consiguiendo salvar el oleaje hasta llegar a buen puerto, allá donde el autor/el director/los intérpretes pretendían desde un inicio. Pero quizás también porque ese ente anónimo e indefinido que llamamos público sufre fisiones esporádicas [una sonrisa, un sollozo, una sorpresa, un sufrimiento, un placer], incongruentes entre sí, pero que provocan a su vez otras reacciones intangibles [entre el mismo público, del público hacia los actores] que hacen que la energía fluya y fluya.

Toda esta paja mental no es más que la resistencia a simplificar: la tercera función tuvo un halo especial. Y lo sabíamos todos los que estábamos allí. Tanto los que gozaron en sus butacas [sí, también la chica que lloraba desconsoladamente en la penúltima fila, por supuesto que sí] como los que disfrutábamos detrás de nuestro vestuario, nuestro maquillaje, nuestro texto, nuestro personaje. Eso es el teatro: una verdad única e irrepetible que solo vivimos los que la compartimos conjuntamente. Y más aún, la energía que todos juntos liberamos.

3 comentarios:

  1. Cuando la energía fluye, el teatro llega.
    Sin miedo al juego, sin miedo a encontrar nuevos giros, nuevos gestos, nuevos sentidos a las mismas palabras. Canalizando cada uno de los isótopos (llamémosles "teatroactivos") generados por cada elemeto participante, reacciones del público, juegos interpretativos, nuevos vuelos del vestuario o apuntes de dirección... Teatro puro; auténtica verdad.
    Fue una gran 3a función. Gracias a todos.

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  2. No sé qué c... hacemos tú y yo coqueteando con las musas. Si nos deberíamos dedicar a la física nuclear. ;)

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  3. SEGUID SIENDO ACTORES!
    QUE VIENEN LOS FISICOS ( PARA LLENAR LAS BUTACAS )

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