Antígona, de Jean Annouilh, en La Riereta Teatre

domingo, 3 de abril de 2011

03-04-2011, función 10: continuará

Eso dicen. Volveremos a vernos próximamente, más pronto que tarde, en otros escenarios quizás.

Mientras tanto, tendré tiempo de olvidar [temporalmente] todos los obstáculos vencidos hasta llegar aquí [mediodías sin comer, agendas descontroladas, renuncias y sacrificios de la familia...], aunque forman parte del juego.

Y me consolaré recordando tan buenos momentos, añorando esos nuevos compañeros de viaje que los actores incorporamos a nuestro equipaje de gente de teatro. Y cómo no, al público. Al venerado y temido público. Que, queramos o no, continúa teniendo la última palabra.

Continuará...

02-04-2011, función 9: saber modular

Objetivo conseguido: tras 8 funciones con público, por fin hemos conseguido tomarle el pulso al texto en su integridad.

El autor no busca una actitud maniquea ante la tragedia que personifican Antígona y Creón. Ni tampoco desequilibrar el drama en favor del rey de Tebas. El drama requiere templanza, modulación, acompañar el conflicto con ricos matices hasta convertir a Antígona en un personaje que personifica la obstinación, más que la resistencia.

Y, por fin, a la segunda semana, el espectáculo se convierte en un ondulado Dragon Khan, con sus loops y saltos al vacío, pero que mece acompasadanente los altibajos que viven los personajes con sus sentimientos. A eso, se le llama saber modular.

sábado, 2 de abril de 2011

01-04-2011, función 8: lágrimas

¿Qué provoca que un día disfrute de la amargura de tus lágrimas y al siguiente sufra aturdido al ver cómo se humedecen tus ojos?

¿Por qué hay veces que me conmueve sin remedio ese goteo sigiloso que bordea tu nariz, mientas otras no tengo explicación a la tierna sonrisa que me provoca verte sollozar?

Contemplar a alguien que llora es agitar dulzura y dolor. Y en teatro las lágrimas no son más que gotas de pasión que todos destilamos en nuestros personajes y que permitimos, indolentemente, que perforen nuestra piel.

Pero ten cuidado. El camino puede cambiar de dirección hasta conseguir dejar tu alma abierta en canal.

Déjame decirlo con un haiku:

"Lágrimas heladas,
al contemplar la tormenta
que desbordará tu río salado."
Santi Riti