Antígona, de Jean Annouilh, en La Riereta Teatre

jueves, 9 de febrero de 2012

5-02-12 función 22: pronto volveremos con...

Gran última función. El espectáculo, desde su reestreno, no ha parado de subir, como un souflé. Los descubrimientos compartidos de lo que había en el texto han provocado una catarsis in crescendo hasta llegar a un punto culminante que pocas veces se consigue.

Recogemos, limpiamos y hacemos balance de lo que ha sido una muy satisfactoria experiencia. Coincidimos en que el espectáculo no ha muerto, sino todo lo contrario: está vivo y coleando. Está claro que volveremos, más pronto que tarde.

Mientras tanto, releeremos la crítica (nunca publicada) certera y tremendamente analítica que nos ha hecho llegar Ramon Oliver, del QuèFem?, suplemento de ocio de La Vanguardia. Gracias, por cierto, por tus palabras...


  • Boris, tu espectáculo me pareció estimulante, riguroso y arriesgado, más allá de sus aspectos discutibles. Por cierto: a partir de ahora, te llamaré Boris Kantor.  Creo que desde los tiempos del maestro Tadeusz, no veía permanecer a un director en el escenario durante  toda la representación, aunque, ciertamente, tu presencia resulte más neutra y más amable con los actores que la de nuestro temperamental genio polaco. 
  • Bromas aparte, precisamente esa presencia tuya, me pareció una de las mejores ideas del espectáculo. Con ella,  contribuyes decididamente a remarcar un concepto que está en las palabras que pronuncias en el prólogo, pero que podría pasar un tanto  desapercibido; el concepto de que todos  -actores, público, y protagonistas de la tragedia- no somos frecuentemente otra cosa que personajes con roles asignados, incluso cuando intentamos creer todo lo contrario. Y esa, viene a ser muchas veces nuestra tragedia , aunque queramos verla como un drama contra el que nos revelamos. Como creo que vienes a sugerir en tu segunda intervención, el drama  puede ser visto siempre como una serie de reacciones , acciones y comportamientos que podrían situarse en la frontera del ridículo y que, sin duda, pueden adquirir un aspecto patético, puesto que se intentan enfrentar desde la esperanza ilusoria a aquello que no se puede doblegar, y  cambiar un curso en realidad ya inmodificable. Como tu dices, cuando el resorte de la tragedia se dispara, la certeza de lo ineludible, viene también acompañada de un sentimiento de recuperada dignidad; la mirada serena de lo trágico, se aparte así definitivamente de la reacción histérica que provoca la percepción de lo dramático. Puesto que ahora , lo que estaba escrito de forma latente se ha hecho patente, su asunción atempera nuestra angustia. 
  • Como tú vienes a decir "Ahora, ya está. Ahora, yo solo queda la tragedia" . Algo que creo que es cierto para Antígona, pero no aún para Creonte. Él, aún vive instalado en la ficción del drama. Aún cree que revelándole a la chica las miserias y traiciones de sus hermanos, conseguirá modificar una decisión que va mucho más allá de los argumentos lógicos, de los sentimientos fraternales y de la misma ética. Como dice Antígona," lo que hago , lo hago por mi". Es la complejidad de esta respuesta ( que tu, no dudas en señalar) la que deja la tragedia de Antígona situada más allá de la respuesta o la interpretación puramente ideológica. 
  • En este sentido, no acaba de convencerme el título de tu montaje. Entiendo ( y comparto) tus palabras iniciales sobre esa imagen de la democracia que se desvanece de forma inexorable ante casos como el del juez juzgado por querer juzgar la brutalidad de la(s) dictadura(s) . Pero veo un tanto forzado situar a este juez  ante las puertas de Tebas, y crear un vínculo imposible entre él, y ésta Antígona que desea devorar la vida aunque para ello, tenga que morir. 
  • Creo también que en tu montaje , hay problemas de homogeneidad interpretativa. Y que tu Antigona, se mueve mucho más segura (pese a algún exceso) cuando intenta visualizar la fuerza de sus decisiones letales, que cuando tiene que expresarla verbalmente. ... las escenas que comparte con tu notable Creonte (una buena interpretación que sabe alternar  los registros de potencia y fragilidad...) la transforman en una oyente incómoda que no acaba de saber expresar las  emociones  que despiertan en ella las palabras que está escuchando. ... queda claro tu intento de "desdramatizar" la acción en el sentido apuntado anteriormente de que todo movimiento dramático incapaz de asumir la dimensión serena de la tragedia, tiene alguna cosa de movimiento absurdo. Pero, aún vaciada la escena del efecto dramático, si debería seguir siendo  visible la intensidad emocional que corre por debajo del drama despojado de sus atributos más visibles. Y eso, es lo que no siempre sucede en el escenario a lo largo del segundo acto. 
  • En cualquier caso, insisto: son aspectos que me parecen cuestionables, dentro de una propuesta que me parece al mismo tiempo cargada de rigor y de posibilidades por explorar.

    domingo, 5 de febrero de 2012

    4-02-12 función 21: big family

    Mientras aparecen, esporádicamente, opiniones sobre nuestro montaje en el website de Atrápalo, [que conjugan comentarios laudatorios hacia la parte artística con observaciones negativas, pero certeras, sobre las condiciones de la sala], anoche nos fuimos a cenar toda la compañía. Alguien lo comentó con acierto: son curiosos los vaivenes afectivos en el mundillo teatral. Lo que haces lo vives con tal intensidad que parecería imposible dejar de compartir con tus compañeros más y más momentos entrañables; pero, a la vez, es inevitable cambiar de proyecto y dejar de ver a esas personas durante muchísimo tiempo.

    Entre poc i massa, que decimos por aquí. Por eso, una cenita a tiempo, con risas, buen humor y los habituales discursos del director siempre viene bien. Además, hubo mini celebración de aniversario. Felicidades, princesa.

    sábado, 4 de febrero de 2012

    3-02-12 función 20: no hay personaje pequeño

    La ensaladilla rusa no sería tal si no llevara atún. O la paella valencia si no contuviera garrafó. En un montaje teatral donde cada detalle, cada elemento depende del resto de las piezas, la falta de un personaje por circunstancias "ajenas a la empresa" [lesión, accidente, enfermedad...] puede convertirse en un drama, nunca mejor dicho. Pero al afrontar este tipo de situaciones, la solución puede venir con el uso potente  de una imagen.

    Que los pobres de Tebas van a pasar frío este invierno está clarísimo, después de la ola gélida que nos invade. Pero no será por falta de agujas y lana. Tejer y tejer eternamente hasta el final.


    2-02-12 función 19: la nevada que no fue

    Nos hemos convertido en una sociedad extraordinariamente sobreprotectora. Con nosotros mismos. No se puede fumar, no se puede beber alcohol y conducir, no se pueden ver toros... no se puede, no se puede. Comparto la mayoría de esas prohibiciones, pero... ¿no nos estaremos pasando? ¿Era necesario que las autoridades de la ciudad advirtieran del riesgo de posible incomunicación de aquellos que osasen salir de sus casas la noche de la posible nevada?

    ¿Más vale prevenir que curar? Puede. Pero la función del jueves fue doblemente frustrante. Por un lado, porque la dichosa nieve no tuvo narices de cuajar en el palacio de Tebas, no fue capaz de impedir que el equipo de la compañía regresase a sus casas a descansar... Pero, por otro lado, porque impidió compartir una maravillosa Antígona con más público. Se produjeron momentos únicos, desconocidos para todos, que seguro que los heroicos espectadores que aguantaron como jabatos no olvidarán. Y nosotros, los actores, tampoco.

    1-02-12 función 18: ¡bravo!

    La cosa tenía su mérito. Noche gélida, preludio de la frustrada Siberíada sobre Barcelona, y apenas una decena de espectadores dispersos sobre la crujiente grada. Y pese a lo sórdido de la situación, una incipiente energía se convierte poco a poco en un efervescente estado de emoción que culmina, con los aplausos, en un ¡bravo! por parte del público.

    ¡Glups¡ No satisfechos con ello, asistimos atónitos a la escena que se produce a continuación: el más fervoroso de ellos, suicidamente, baja los escalones que conducen al escenario y estrecha la mano de los actores con lágrimas en los ojos. ¿Existe mayor satisfacción que eso para un actor?

    Posteriormente, a la salida... el espectador en cuestión confesará que es un devoto del personaje de Antígona, que por su origen [es griego, de los de la deuda] ha asistido a infinidad de espectáculos y versiones, pero que nunca había encontrado una puesta en escena tan potente, tan cercana, tan humana... Tendra razón, quizás... ;)

    31-01-12 función 17: la presencia de la crítica

    Hey... ¿te has enterado? ¿Hoy viene un crítico? Aquel que nos hizo una previa en el suplemento fin de semana... y que hablaba de que el director, con este espectáculo, "quiere poner en evidencia cómo en las palabras de Antígona podemos encontrar ecos de los gritos de los indignados actuales". Un poco exagerado, la verdad. Raro que no nos llamara oportunistas por incorporar el tema Garzón en el título y en la reflexión inicial del espectáculo. Pero ¿qué se le pasará por la cabeza a lo largo de la función? ¿Olvidará la precariedad de la sala y los escasísimos medios de la producción para priorizar la recepción de un espectáculo teatral con todas las de la ley? ¿Se cebará en los defectos o aplaudirá el descubrimiento de la propuesta? ¿Será capaz de publicar su crítica?

    ¿Sabes? Te aseguro que ni me importa.

    PD: nunca más se supo...