Engrasar la máquina, perfilar personajes, acentuar intenciones... refrescar el texto, ese es el secreto de los penúltimos ensayos. Y, en nuestro caso, las palabras de la tragedia comienzan a fluir...
"Los personajes que aquí ven les representarán la historia de Antígona, la chica flaca que esta sentada allí, callada. Mira hacia adelante. Piensa. Piensa que será Antígona dentro de un instante, que surgirá súbitamente de la flaca muchacha morena y reconcentrada a quien nadie tomaba en serio en la familia y que se erguirá sola frente al mundo, sola frente a Creón, su tío, que es el rey..."
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