
¿Por qué hay veces que me conmueve sin remedio ese goteo sigiloso que bordea tu nariz, mientas otras no tengo explicación a la tierna sonrisa que me provoca verte sollozar?
Contemplar a alguien que llora es agitar dulzura y dolor. Y en teatro las lágrimas no son más que gotas de pasión que todos destilamos en nuestros personajes y que permitimos, indolentemente, que perforen nuestra piel.
Pero ten cuidado. El camino puede cambiar de dirección hasta conseguir dejar tu alma abierta en canal.
Déjame decirlo con un haiku:
"Lágrimas heladas,
al contemplar la tormenta
que desbordará tu río salado."
Santi Riti
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